Los aditivos
En muchas ocasiones se le añade a los alimentos distintos productos que tratan de mejorar sus propiedades organolépticas (olor, sabor...) o sus características como textura, resistencia, solubilidad... A estos productos, no alimentarios, se les llama genéricamente aditivos, y todos ellos deben estar debidamente autorizados.
La clasificación europea de aditivos considera los siguientes grupos:
- Edulcorantes
- Colorantes
- Conservantes
- Antioxidantes
- Soporte
- Acidulantes
- Correctores de la acidez
- Antiaglomerantes
- Antiespumantes
- Agentes de carga
- Emulgentes
- Sales de fundido
- Endurecedores
- Potenciadores del sabor
- Espumantes
- Gelificantes
- Agentes de recubrimiento
- Humectantes
- Almidones modificados
- Gases de envasado
- Geles propelentes
- Gasificantes
- Secuestrantes
- Estabilizantes
- De contraste
- De tratamiento de harinas
Todos ellos tienen una nomenclatura para identificarlos mediante una letra E y un número y algunos de ellos son capaces de producir ciertas alteraciones de la salud por lo que los alimentos que los contienen deben identificarlos en su etiquetado.
A modo de ejemplo, algunos aditivos son:
Colorantes:
- E100: Curcumina
- E102: Tartrazina
- E105: Amarillo sólido
- Conservantes:
- E200: Ácido sórbico
- E221: Sulfito de sodio
- Emulsionantes:
- E322: Lecitinas
- E414: Goma arábiga
- E420: Sorbitol
- Edulcorantes:
- E421: Manitol
- E950: Acesulfamo
- E951: Aspartamo
- Antioxidantes:
- E300: Ácido ascórbico
- E307: Alfa tocoferol
- Potenciadores:
- E508: Cloruro de potasio
- E620: Ácido glutámico
- E636: Maltol
También es cierto que en muchas ocasiones surgen bulos sobre la toxicidad de ciertos aditivos, pero en la mayor parte de las ocasiones se trata de noticias malintencionadas.